He estado dudando de escribir este post, puesto que no me gusta la gente que va comentando por ahí sus penas, porque la gente tiene derecho a la intimidad y estas cosas si se cuentan pueden herir sentimientos, pero bueno, lo voy a escribir, quizás porque de alguna manera esto será un último adiós al fallecido... mi gato.
Felix, que tenía unos 8 o 9 años, con lo cual se podría decir que nació aproximadamente entre 1996 y 1997 murió ayer, 5 de Enero del 2005, por una sobredosis de drogas que comunmente se llama eutanasia, después de sufrir convulsiones, ira, tirar espumas, vomitar, morderse y morder todo lo que pudiera. Maullando como nunca en su vida lo ha hecho estaba en la bolsa en la que le llevamos al veteriniario, con las 4 patas atadas. Luego, después de anestesiarle un poco, mis padres firmaron el consentimiento, pedimos que no sufriera y la veterinaria, a no ser que haya cometido una neglicencia, lo mató poco después. Le pedí a mis padres las cenizas, pero prefirieron que se lo llevara el ayuntamiento.
Felix es el animal más bueno que he tenido, nunca ha hecho nada malo, ni ha tenido rebotes ni se ha pasado de la ralla. Poco después se hizo amiga de Reyes, la segunda gata, que ahora vive en otra casa ya que nunca conseguimos hacernos con ella, y Seyla, la perra que provocó que durante unos años los animales viveran en el balcón porque mis padres no les querían a todos en casa, y porque no educamos bien a la perra. El buen gato se llevó casi siempre la culpa de los desastres de la perra, pero aun así fueron mas o menos amigos.
Felix siempre ha tenido un gusto refinado. A parte del pienso, que se lo comía sólo si estaba recien puesto, le gusta el jamon york, las sardinas y el merengue. Nada más. No comía otra cosa, si a acaso una galleta, pero no es como mi perra, que se comería cualquier cosa. Estos últimos días ha dado señales de saber abrir puertas, pues las de mi casa son flojas y son fáciles de abrir empujando. Cuando era pequeño le gustaba subir lo más alto que pudiera, pero luego le daba miedo bajar. También le gusta dormir sobre montones de ropa, o al lado de la estufa.
Cuando Reyes se fue, poco a poco dimos más libertades a mi gato y mi perra. Luego mi gato empezó a dar síntomas de enfermedad, estaba muy callado y perdía la coordinacuón, hace aproximadamente 2 meses. También tenía algo raro en el ojo. Tenía sinusitis, y se la consiguieron quitar. Después volvió a estar malo. Nos dijeron que tenía una inflamación en el cerebro. Podría ser un tumor o encefalitis, nos aferramos a esta segunda posibilidad dado que si lo provocaba un virus podría salir de ella. Un par de inyecciones y como nuevo. Vuelve a caer. Más inyecciones. Pasan los días, le inyectamos cada 3 días, y parece estar bien.
Estoy en el baño. Le dejo pasar. Pienso que quiere beber agua, así que abro el grifo y le invito a que beba. Pero esta quieto, parado. Yo también estoy quieto. El gato estaba bien y me pensaba que quería beber, de modo que no le acaricio, ni le llamo, y cuando veo que no sube a la pila, pienso que simplemente querrá estar conmigo. Derrepente, da vueltas sobre si mismo, sale del cuarto de baño, se cae, empieza a moverse. Llamo a mi madre. No está en casa. Salgo del baño y miro al gato. Está hechando espuma por la boca. Llamo a mi hermana, miramos al gato y no sabemos que hacer. Con un poco de miedo, me acerco e intento levantarlo, cosa imprudente, pero creía que cambiándolo de postura mejoraría. Se empieza a morder la mano. El ataque para y se va. Nos bufa, no nos reconoce, está enfadado. Vuelve otro ataque. Para, el gato ronronea, tiene miedo. Por fin se deja tocar, estás más tranquilo, y creo que sí nos reconoce, y acepta nuestras caricias. Intentamos tranquilizarlo, le acariciamos, le damos su comida favorita. Se la come, vuelve a convulsionar. Pero no para. No pestañea, se le irritan los ojos y es casí seguro que está ciego, y, aunque entonces no lo sabía, casí seguro que no se está dando cuenta de nada, ni dolor ni sufrimiento, no tiene consciencia, así que probablemente su último recuerdo será el de que estamos con el, o al menos eso es lo que espero, porque así al menos verá que no ha muerto sólo. Pasa media y sigue convulsionando, cada vez más fuerte. Le llevamos al sofa, le envolvemos en una manta. Empieza a gruñir. Le sangra la boca mucho, le acerco un peluche a la boca y me muerde el dedo, me hace bastante daño. Vomita, mea, caga, y finalmente vuelve a echar saliba por la boca. Llegan mis padres. Le atamos, vamos al veterinario, y lo matan. Fin. Adios, Felix.
Digo, como antes, de que no se habrá enterado de nada. Cuando tienes convulsiones, pierdes la consciencia al cabo del tiempo, así que con suerte no haya sufrido. Una convulsión de más de 5 minutos es considerada grave, provoca daños en el cerebro e incluso coma. Nuestro gato tuvo una de aproximadamente 1 hora. Así que para entonces probablemente no sabría ni quien es, no solo por las convulsiones, sino por el daño en el cerebro. También es normal que entre convulsiones sean violentos, quizás porque estás asustados, o quizás porque ya han sufrido daños y no ven bien, o no recuerdan bien. El caso esque las convulsiones en este caso son debidas a una inflamación o un tumor, y en ambos casos el cerebro esta tocado y hundido, así que supongo que durante todo el trayecto, cuando no tenía convulsiones, estaría como atontado y por eso lo de la agresividad, aunque luego de eso que fue después de una convulsión fuerte, en un periodo en el que tenía pequeñas convulsiones momentáneas, parecía ya reconocernos y querer que nos acercaremos a el, pues se mostraba dócil y espero que en esos momentos si que supiera quienes somos porque al menos así el último recuerdo sería el de no morir sólo.
En fin, creo que ha tenido una de las peores muertes que existen. Quizás me equivoque y durante todo el trayecto haya sido consciente, durante una convulsión comió, así que quizás si que tenia conocimiento. Pero en la última, la más dolorosa, casi fijo que no lo tenía, porque creo que fue la verdaderamente fuerte, y, al durar tanto, acabaría atontándose cada vez más. Mi opinión esque perdió las consciencia en los últimos momentos de esa convulsión. El caos esque estubimos con el desde el principio, y eso lo habrá notado, y con consciencia o sin ella cuando no tenía convulsiones nos ha visto, y lo último que ha comido ha sido jamon de york, su favorito. No se si ha sufrido o no, si ha sido consciente de que iva a morir o si mi gato o era un genio o un tonto. Pero su sufrimiento a acabado, y al menos a mí me ha dejado muchos buenos recuerdos, y espero habérselos dejado yo a él también. Y con suerte, se habrá ido a la tumba sabiendo que estábamos a su lado, que sería lo que más deseo, y que no estubiese consciente cuando me murió, no sólo por el ataque tan violento que tenía, o porque se estaba mordiendo la lengua, sino porque no me gustaría que lo último que recordase fuese eso, haberme mordido. Pero dudo mucho que entonces fuera consciente. En fin, tus recuerdos estarán siempre grabados en mi memoria, Felix.